Vacaciones, esos días que pasas amargado pensando en que
volverás al trabajo. Pero una vez de vuelta comprendes que es aún peor... ¡¡
Feria!! Si, por si no fuese bastante ver a tus compañeros radiantes luciendo
moreno, trencitas o pulseras de cuero, espera, puede ser peor.
Como si no costase poner el motor a trabajar después del
parón, no contabas con que cada vez que te descuelgan el teléfono (con
suerte) no encontrarás a nadie en casa, ni en el bar ni en la oficina a la que
llamas. Exacto, todos están tratando de mantenerse en pie con dos cajas de
botellines (y no precisamente a cuestas). Y como en cualquier película, cuando
piensas que no puede ser peor, empieza a llover. Llegas a al bar con tu mejor
sonrisa, tras varias visitas tratando de localizar al gerente, explicarle y
argumentarle tu oferta y por fin lo encuentras, si... rodeado de tapas de lomo
y cabezas de gamba, mientras sus señores clientes le rugen: ¡Otra por aquí!.
Y por la tarde, cuando los grilletes de la rutina dejan de
apretarte las manos, por fin, llamas a tus amigos, que tienen planes
espectaculares para esa noche ¡Y están esperándote! Aunque se ve que no saben
contar, por que no cuentan con que tu madrugas para levantar España. No pasa
nada, las fiestas del pueblo vienen al rescate... caen entre semana ¡Miserable!
Te increpas, la primera vez en años que te las pierdes. Y encima tienes que
colaborar para prepararlas o ver las fotos de tus amigos ligando y tus amigas
con sus tacones de noche en el whatsapp.
Aquí os dejamos una técnicas para eludirte:
- Patty y Selma. “¡Quieto todo el mundo! ¡Tengo un pen-drive con las fotos de mis vacaciones y no dudaré en usarlo!”
- Baja médica. “¡Siga buscando, Doctor, tiene que haber ALGO!”
- Artista. “Este parón me ha servido para descubrir mi verdadera vocación. Lo dejo, ¡voy a escribir la gran novela americana! Espera, ¿«escribir» va con b o con v?
- Kamikaze. “Conduciré con mi casco en dirección contraria mientras voy al trabajo. Un plan sin fisuras, perfecto”
