Los vendedores más astutos, cuando se encuentran un cliente
que quiere un traje y una corbata, lo que intentan vender primero es la pieza
más cara, en este caso el traje. Simplemente por que las comparaciones son
odiosas... y engañan.
Supón que ese cliente se gasta 290 euros en el traje. Cuando
se los haya gastado, estará mucho más dispuesto a gastarse sólo 30 en la
corbata porque ésta le parecerá mucho menos cara de lo que le parecería si se
la hubieran ofrecido por ese mismo precio al inicio.
El contraste altera la manera en que percibimos dos objetos
presentados uno después del otro. Es decir, si el segundo es distinto al
primero, lo apreciaremos más diferente de lo que realmente es.
La percepción que tenemos de las cosas no siempre va bien encaminada. En el caso de la venta se necesitan "Productos señuelo" que hacen que la comparativa entre los productos los haga muy diferentes y sin embargo son iguales. Siempre optaremos por la venta del más caro.
Resulta que nuestro cerebro no es capaz de entender las
medidas o proporciones si no las compara antes con otra cosa. Si algo nos
parece grande, nos lo parece porque de inmediato lo comparamos con el tamaño de
nuestra representación mental de otra cosa similar.
La técnica de persuasión del contraste
Un ejemplo sería intentar convencer a alguien ofreciendo dos
opciones. Si la primera opción la pintas peor de lo que es, la segunda parecerá
bastante mejor en comparación:
“Podemos hacer dos cosas: no darnos el teléfono, despedirnos
ahora y que siempre nos quede la duda de qué hubiera podido ocurrir si nos
hubiéramos conocido más, o intercambiar los números y ver qué nos tiene
deparado el destino. ”
Si exageras de forma divertida una de las opciones para que
parezca muy negativa, además de demostrar sentido del humor estarás convirtiendo
a la otra en una elección que casi nadie en su sano juicio debería rechazar.
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