viernes, 9 de octubre de 2015

DATE UN PUNTO DE APOYO Y MOVERÁS EL MUNDO.

La autoayuda funciona y es básica y necesaria, siempre que no dependamos de ella.
Nuestros deseos y aspiraciones, en ocasiones chocan con la realidad. En ese momento surge en nosotros la frustración. Mayor o menor, con más frecuencia o con menos. Si la frustración llega a ser un “sentimiento de fondo”  nos puede llegar la tristeza o la depresión. Y necesitaremos ayuda.

Libros de autoayuda, terapia de grupo o psicólogos pueden ayudarnos y seguramente lo hagan en momentos en que no sabemos como actuar.

Pero si seguimos el libro a pies juntillas, llegaremos al momento en que no seamos capaces de interpretarlo, o en que sus páginas no prevean una situación diferente a las que vienen escritas en ellas, y volvamos al principio.
El psicólogo puede darnos pautas de autoayuda, pero no sería el primer caso en que se genera dependencia entre paciente y doctor. Y estaremos como al principio. Del mismo modo puede ocurrir con una terapia de grupo.
Freud hablaba de 7 mecanismos de defensa ante la frustración o tristeza (condensación, desplazamiento, disociación, formación reactiva, negación, proyección, racionalización, represión, regresión).


“¿Has usado todas tus fuerzas? Sí. No, no me has pedido ayuda”


Estos elementos, no ayudan a resolver el problema, (incluso pueden crear otros mayores) sin embargo, el defendía que hablar y expresar las preocupaciones con alguien de confianza era un gran remedio (ejemplificaba la confesión cristiana y el alivio que supone).
Escribe tus problemas en un papel que luego quemarás, escribe tus miedos de forma poética (Edgar Allan Poe), dibuja tus preocupaciones (Goya) o charla con tus amigos en el parque más cercano. El café en compañía es mejor medicamento que cualquier aspirina.
Desahogarnos y sentirnos comprendidos es muy importante para valorarnos, y comprender que nuestro problema no es tan grande como nos parece.



Tu mejor autoayuda puedes ser tu mismo. Charla. ;)

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